No pudo ser, todos ustedes lo vieron
ALBA INFORMATICA C.B. UTRERA 64 - GSH CHURRIANA 65
Se escapó. Por un mísero punto y en último seundo. Pero se escapó. El sueño del ascenso matemático se esfumó por la misma diferencia que en el partido de ida, si bien el partido fue totalmente distinto. Al final, 64-65 para el GSH Churriana.
El Pabellón Municipal registró una entrada histórica. Jamás hubo tanta gente en sus ya 25 años de historia. Casi mil personas, con gente a pie de pista incluso. La ocasión lo merecía y la gente se volcó. Pero paradójicamente, el ambiente pesó como una losa en los bravos jugadores utreranos, que salieron al partido muy presionados. El ataque no funcionaba, todos hacían la guerra por su cuenta y, en defensa, los granadinos aprovechan su poderoso rebote para contar segundas oportunidades, como en el partido de ida. Así las cosas, el Churriana se mantenía por delante en el marcador con comodidad, si bien la diferencia nunca llegó a la decena.
El Alba Informática no despertaba, seguía atenazado. La prueba: 24 puntos al descanso. El tercer cuarto era más de lo mismo, aunque un ataque de raza permitió a los nuestros ponerse por delante en el marcador por primera vez. Fue un espejismo, pues otra vez, el Churriana, como un martillo pilón, se puso por delante. Los granadinos jugaron todo el partido al mismo nivel, no bajaron el pistón en ningún momento, mientras que los nuestros funcionaban a espasmos.
Y llegó el último cuarto. Había que darlo todo. Sin embargo, el Churriana, a mitad del cuarto, cobró la máxima diferencia del partido, nueve puntos. Todo parecía resuelto, pero los utreranos, llevados en volandas por una afición que por momentos parecía que iba a derribar el Pabellón con sus gritos, consiguieron empatar el partido a falta de un minuto para el final. Entonces entró en acción uno de los árbitros, que ávido de protagonismo, sancionó una falta antideportiva totalmente inexistente. Ángel, el base rival, nos dió otra oportunidad al fallar sus tiros libres. En el ataque siguiente, Carlos recibió una falta y consiguió anotar un tiro libre que ponía al Alba un punto arriba. el Pabellón se caía. Quedaban cinco segundos y el Churriana, en un ataque desesperado, consiguió que el árbitro picara de nuevo, señaló una falta que sólo vió él, y le dió otros dos tiros libres a los granadinos. Éstos no desaprovecharon el regalo y anotaron los dos. Sólo quedaba 1''. El Alba logró lanzar a canasta, pero el balón no entró.
La alegría se convirtió en tristeza y tanto los jugadores como la afición se fundieron en un abrazo en medio de la pista. Corrían las lágrimas de unos y otros, pero lo vivido el sábado pasará a la historia del Polideportivo Municipal y del deporte utrerano. Jamás una derrota fue tan amarga pero tan bonita a la vez. El año que viene será. Gracias afición.